Mujeres de la Reforma protestante en Sevilla. FRANCISCA DE CHAVES

 


 #WeToo: Mujeres para el Currículo.

Participación en el ABP del IES Pablo Picasso 2023. 

Mujeres de la Reforma protestante en Sevilla.


FRANCISCA DE CHAVES






Fue monja del convento de Santa Isabel, en Sevilla. Se trata esta de una de las figuras más destacadas del grupo protestante de la Sevilla del siglo XVI tanto por sus contactos con los primeros exiliados huidos de la inquisición hispalense como por la firmeza de sus creencias durante su tortura y su ejecución en la hoguera.

Francisca había llegado a conocer las doctrinas reformadas de mano de Juan Gil, ministro de la iglesia evangélica sevillana, durante la década de 1540.

Francisca era una mujer culta que leía libros, se reunía con sus hermanos en su convento y en otros lugares de la ciudad de Sevilla, discutía cuestiones teológicas, guardaba correspondencia, manuscritos y sermones. Conocía las Sagradas Escrituras y las exponía, a sabiendas del peligro que ello suponía tanto para ella misma como para quien recibiese su mensaje.

Francisca de Chaves atrajo la atención de la Inquisición con motivo de la nueva causa abierta contra el doctor Egidio. La investigación que se inició desembocó en su apresamiento a final de la década de 1540. En su poder se descubrió una copia de la obra de Luis Hernández, prófugo del Tribunal del Santo Oficio, llamada Diálogo consolatorio entre la iglesia chiquita que está en Sevilla y Jesucristo
que consistía en una exposición de las doctrinas evangélicas acogidas por los fieles de la Iglesia reformada sevillana y en un duro ataque a la Iglesia de Roma, a la que se relacionaba con el Anticristo, 
calificando al clero romanista de hipócritas y fariseos y a los inquisidores de Herodes y Nerones.

A lo largo de sus interrogatorios negó la potestad del papa y manifestó sus simpatías con las ideas reformadas como la justificación por la fe solamente o el carácter simbólico de los elementos en la Santa Cena o comunión.

Había tenido en su poder muchos libros reprobados, en los cuales se contenían muchas blasfemias y herejías, y entre otros un abominable diálogo por el cual se daba a entender que había dos iglesias, la una chiquita, la cual estaba en esta ciudad de Sevilla, de verdaderos cristianos (…) Dijo y confesó que en el Santo Sacramento del Altar no estaba realmente el cuerpo y sangre de Nuestro Maestro y Redentor Jesucristo, teniendo e aprobando el uso y sentido que los de Alemania tienen acerca d’esto, a los cuales dijo que tenía por acertados, señaladamente a Martín Lutero y Felipe Melanthon (…) Y asimismo dijo que no había otra Iglesia Católica sino la que tenían los luteranos”.
 
Asimismo dijo que no había otra Iglesia Católica, sino la que tenían los luteranos y que tenía por miembros d’esta Iglesia los que tenían la fe luterana y la tenían y sentían como ellos […] [Por] pastor había tenido al doctor Egidio, y a ella por una de sus ovejas. Y que a los católicos cristianos que estaban debajo de la obediencia de la Santa Sede Apostólica los tenía por lobos y falsos ministros y por perros mudos que no predicaban la verdad del Evangelio.
[…] E vista su dureza y obstinación le dijimos que nos pesaba mucho que una mujer de tan buen juicio persistiese en una doctrina tan ponzoñosa, y que le rogábamos, por reverencia de Dios, nuestro Señor, que se apartase d’ella y volviese al gremio de la Santa Iglesia Católica Romana, que como madre piadosa siempre tenía los brazos abiertos para la recibir siempre que ella quisiese volver.

Durante sus tormentos los inquisidores no consiguieron que delatase a ninguno de sus hermanos.
La sentencia contra Francisca de Chaves “hereje luterana, dogmatizadora pertinaz” fue enviarla a la hoguera. Fue asesinada en Sevilla en el Auto de Fe del 22 de diciembre de 1560. En la misma fecha otras mujeres murieron quemadas: Ana de Ribera, Francisca Ruiz, Leonor Gómez, Elvira Núñez, Teresa Gómez, Lucía Gómez, Leonor Lope y Juana de Mazuelos. El registro de sus procesos manifiesta la profunda identificación de estas mujeres con las enseñanzas protestantes.

La acción de las mujeres en la iglesia evangélica sevillana alcanzó posiciones de protagonismo y su firmeza ante las torturas inquisitoriales demuestra la convicción en las enseñanzas por las que sacrificaron su vida. La nueva forma de vivir el evangelio les ofrecía un destino estimulante y prometedor como mujeres, sobre todo en la etapa inicial del movimiento.

En las primeras etapas de la Reforma Protestante en Sevilla, el replanteamiento de las viejas estructuras de la Iglesia romana y el deseo de desarrollar nuevas formas de piedad más cercanas al evangelio invitaban a las mujeres a desafiar la hegemonía masculina en el mundo socio-religioso; y en aquellos grupos clandestinos que llegarían a ser los luteranos, las mujeres consiguieron un reconocimiento importante y un destacado protagonismo.

El compromiso con Jesús, la lectura de la Biblia y la influencia de determinados ministros del evangelio, como la del doctor Egidio en diversos círculos de la élite sevillana, transformó el papel de muchas mujeres en aquellos años.

Foto: Discord.
Fuentes:
Francisco Javier Illana López: El Protestantismo en la Sevilla Moderna. Autos de Fe y Procesados por el Santo Oficio en la Ciudad Hispalense del XVI. Universidad de Cantabria 2018

https://protestantedigital.com/reforma2/10118/la-mujer-en-la-reforma-espanola

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